Trabajo En Pantalla: In Comparison (Farocki, 2009) y Crónicas de Samborondón (Mieles, 2013)1/28/2013 Por Libertad Gills En Quito, en estos días se exhiben dos documentales; uno ecuatoriano y el otro alemán, ambos están enfocados en el tema del trabajo pero de manera muy distinta. El documental ecuatoriano, Crónicas de Samborondón, es el nuevo proyecto de Fernando Mieles, más conocido por su obra de ficción, la surrealista comedia/drama Prometeo Deportado (2009) que cuenta la historia de un grupo de migrantes ecuatorianos atrapados en un aeropuerto de un país inventado. Muy distinto a ese filme, Crónicas de Samborondón es un documental reminiscente de las etnobiografías del antropólogo-cineasta Jorge Prelorán, estructurada a través de seis vignettes o “capítulos” que funcionan como documentales cortos, cada uno con una suerte de principio-medio-fin, narrando una historia “minima” del suburbio de Samborondón. Quizás la más exitosa de las seis sea –a juzgar por las reacciones del público en su estreno en Manta el 22 de enero- la que aparece en la parte central del documental. No es el capítulo más fílmico - no tiene un trabajo de cámara que llame la atención, ni un montaje particularmente trabajado, como algunos de los otros capítulos- muestra simplemente a una señora mayor que abre las puertas de su casa, lleva su silla a la vereda –asumimos que es lo que hace todos los días- y le cuenta a la cámara recuerdos e historias de su vida. Es sencillo. Pero si hay algo que permanece en el público después de la proyección es la imagen de esta señora: por su manera tan franca de relatar su vida y su risa espontánea y contagiosa que llena la sala con una genuina calidez humana. Momentos como estos te hacen recordar que existe una diferencia entre el cine de ficción y el documental. Los otros cinco capítulos muestran el mundo del trabajo manual y artesanal de Samborondón; un aspecto del cantón que rara vez es visibilizado, pues es más reconocido por ser una ciudad de clase media alta. Un capítulo muestra a una pareja que trabaja en una panadería haciendo rosquillas que te hipnotizan con su color tan rosado (“¡Qué rico!” decía una chica sentada al lado mío). Las acciones –generalmente ejecutadas en silencio- son interrumpidas sola una vez por un corto intercambio de palabras que hizo que la sala estallara en risas. En otro vemos la construcción de un barco entrecruzado con la leyenda sobre un duende, narrada por un señor mientras rema su barco por un río. Otro de los capítulos más observacionales presenta a un señor que cría gallos de riña y tiene una canción sobre sí mismo que le gusta cantar mientra toca una guitarra imaginaria. La edición es tal que un capítulo con más narración –sea voz en off, en el estilo Prelorán, o con el sujeto hablando directamente a la cámara como en el caso de la señora- está colocado entre capítulos más observacionales, con sonido directo o música diegética, los cuales ofrecen una pausa, un momento para que el público respire. El documental funciona en gran parte gracias a este ritmo que toma en consideración al espectador. Es un documental sencillo y bello en su sencillez; expresa la esencia de un cineasta maduro que confía en sus imágenes y en un público que las sabrá sentir. El otro documental que también se enfoca en el trabajo es In Comparison de Harun Farocki, cineasta y artista visual alemán, conocido por Videogramas de una revolución -documental experimental que cuenta la historia de la revolución rumana a través de imágenes de videos caseros y noticieros de la época. En Videogramas Farocki emplea técnicas de montaje para enfocar la atención en la construcción de las imágenes y en las representaciones televisadas de la revolución para contar un anti-relato de la misma. Utiliza rótulos en vez de una voz en off, para explicar o cuestionar lo que vemos en la pantalla, lo cual ayuda a distanciar aún más al espectador y volverlo más crítico de la representación. En In Comparison, Farocki mantiene la misma relación intelectual con el espectador. Estamos invitados a mirar y comparar a obreros de diferentes países y ciudades construir ladrillos; las tomas –casi todas planos generales, filmadas con trípode, suficientemente grandes y largas para poder captar diferentes fases de un proceso en constante movimiento- nos permiten tomarnos el tiempo para observar cada parte del proceso y mientras avanza el documental, poder ir comparando y contrastando la producción de un mismo producto (el ladrillo) en todo un espectrum de posibilidades de construcción. En este documental, igual que en Videogramas, Farocki utiliza rótulos que explicitan ciertos aspectos de las fases de trabajo, en algunos casos dando una interpretación del cineasta de lo que vamos a ver. A diferencia del documental de Mieles que, como el de Farocki muestra a personas de clase obrera trabajando, este último evita a todo costo el recurso de “protagonistas” con los cuales el espectador se pueda identificar. La cámara nunca se acerca suficientemente para poder lograr una conexión entre el sujeto y el espectador. Si hubiera un “protagonista” este sería el ladrillo mismo, en todas sus manifestaciones. En términos de estructura, ambos utilizan capítulos, en el caso de Mieles son historias o viñetas, en el caso de Farocki están divididos por ciudad o fábrica. En el primero cada capítulo funciona por su cuenta, la única conexión entre ellos es la ciudad. En el segundo, cada parte funciona conjuntamente y en las comparaciones que surgen en su yuxtaposición. En Burkina Faso vemos el trabajo comunal en la construcción de un hospital y una escuela; luego vemos una fábrica avanzada europea donde ya no hay obreros sino que un robot hace todo el trabajo. El robot construye una obra de ladrillos que es un diseño, puramente estético y sin fin social alguno. Al final, la estructura misma, la composición de las imágenes, nos permite llegar al mensaje del autor. Tanto Crónicas de Samborondón como In Comparison, son documentales “observacionales” en diferente medida, son dos filmes extremadamente distintos, aunque ambos se centren en el tema del trabajo. El primero es un documental más humanista que al acercarse a distintos personajes, mostrarnos sus idiosincrasias, sus leyendas, su incontrolable risa, nos pinta un retrato poco convencional de un cantón anteriormente mal representado del país. El segundo es un ensayo visual e intelectual que nos invita a comparar la producción del mismo producto/objeto en distintas ciudades del mundo y así llegar a reflexionar sobre temas de producción, el uso de energía, la sociabilidad del trabajo, y las diferencias de clases sociales. Al involucrar al espectador de esta manera, al esforzarlo para trabajar también en el proceso de mirar el documental, demanda más del espectador, lo cual lo hace más difícil de ver que el otro. Requiere un público más contemplativo y más paciente. Quizás por esta razón In Comparison se está mostrando en el contexto de un museo (la exposición Poetas en Tiempos de Escasez en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito), mientras que Crónicas de Samborondón se muestra en la sala de cine del Ochoymedio, como parte del Festival Ecuador Bajo Tierra II. In Comparison y Crónicas de Samborondón hacen visible el trabajo manual, ya sea en la periferia o en los centros industriales, en un contexto globalizado con altas tasas de desempleo y donde la brecha de clases se hace cada vez más grande. Y quizás, justamente porque la visibilización del obrero emerge en ese contexto, ambos documentales abren un espacio de reflexión.
Crónicas de Samborondón, Fernando Mieles, 2013 HD, Color, 52 minutos 1 de febrero de 2013 en el Ochoymedio, Festival Ecuador Bajo Tierra II. In Comparison, Harun Farocki, 2009 16mm, Color, 61 minutos En la exposición Poetas en Tiempos de Escasez en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito hasta el 30 de enero de 2013.
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